Un fin de semana en familia

Hacía tiempo que no pasaba un fin de semana completo en Tortosa en casa de mis padres. El trabajo, las responsabilidades y la vida cotidiana, a menudo nos alejan de esos momentos tan preciados y valiosos con nuestros seres queridos. Sin embargo, este fin de semana decidí hacer una pausa y disfrutar de un tiempo en familia.

Pasé tiempo con mis padres, compartiendo risas y recuerdos. También tuve la oportunidad de reencontrarme con viejos amigos y recordar los buenos tiempos. Es increíble como, a pesar del tiempo y la distancia, las verdaderas amistades siguen perdurando.

Uno de los momentos más bonitos de mi visita, fue reconectar con la  majestuosidad y belleza del Delta del Ebro. Este lugar es un tesoro natural, con un paisaje único y una biodiversidad impresionante.  Pasear por la playa, respirar el aire fresco, contemplar lo flamencos, y ver la puesta de Sol, fue un verdadero kit-kat para mí.

El domingo por la mañana fui a visitar a mis abuelos paternos. Recientemente se han mudado a una residencia de mayores, ya que mi familia no podía proporcionarles los cuidados que necesitaban. Fue una visita emotiva y reflexiva. Mis abuelos, a pesar de sus años, siguen siendo un ejemplo de fortaleza y resiliencia.

Ver a mis abuelos me hizo reflexionar sobre cómo nuestros mayores han llegado a edades muy avanzadas, relativamente sanos, a pesar de haber vivido épocas duras  como la posguerra, y haber realizado esfuerzos físicos significativos en el campo. Me pregunto cómo lograron mantener su salud y vitalidad.

Creo que una de las claves está en el estilo de vida más natural que llevaban. No afrontaban muchos de los factores estresantes que tenemos hoy en día, como el ruido del tráfico, la contaminación, los productos químicos que hay en los alimentos, la sobre-información de los medios de comunicación, la adicción al teléfono móvil, las redes sociales, y un largo etcétera. Sus vidas eran más simples y conectadas con la naturaleza. Se iban a dormir cuando se ponía el sol y se despertaban con el amanecer. Comían alimentos directos de la huerta y de sus propios animales, y no eran alimentos procesados como en la actualidad. Este ritmo de vida más tranquilo y natural probablemente contribuyó a su bienestar y a su longevidad.

Pasar tiempo con la familia y amigos, y disfrutar de la belleza de la naturaleza, no sólo nos llena de energía, sino que también nos ofrece reflexionar y reconectar, en este caso, al ver a mis abuelos he pensado en  cómo se puede llevar una vida más equilibrada y saludable. Así que, hoy puedo decirte, que la quiropráctica, junto con otras prácticas, puede ayudarte a llevar este tipo de vida más saludable, y como mis abuelos, llegar al máximo posible de bienestar en nuestras vidas.

La cuestión no es simplemente llegar a una edad muy avanzada, sino más bien poder disfrutar de una mejor calidad de vida durante el tiempo que estemos aquí. Espero que esta reflexión os inspire a buscar momentos para reconectar con vuestros seres queridos y con la naturaleza. 

Con mucho cariño,

David Arasa

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