Mi historia
Últimamente tengo la sensación de que conozco cada pensamiento, sentimiento, miedo, y preocupación de cada uno de los pacientes que vienen a mi consulta, pero creo que algunos de vosotros no me conocéis tanto a mí… Por eso quiero compartir con todos vosotros un poco más sobre mi historia, y de cómo llegué a ser Quiropráctico. Espero que os guste 🙂
Desde que nací, siempre supe que quería dedicar mi vida a alguna profesión que pudiera ayudar a los demás… pero aun no tenía muy claro que camino elegiría…
Mis padres siempre me han dicho que era un niño curioso, lleno de energía , que nunca estaba quieto y en busca de nuevas experiencias… Supongo que por esta razón siempre tenía algún hueso roto en mi cuerpo, o cualquier otro problema que me causaba dolor… Mis problemas de crecimiento empezaron en los tobillos, y poco a poco fueron subiendo a las rodillas, lo que me impedía hacer muchas cosas, como correr, saltar, y muchas veces incluso andar.
Cuando tenía 5 años, gracias a mi vecina, conocí mi vocación por el patinaje artístico sobre ruedas… Lo que más me atraía al principio, era la velocidad que podía conseguir con los patines, para así luego poder tirarme por el suelo, levantarme, coger carrerilla y tirarme otra vez…
Poco a poco fui mejorando, y en ese momento me empezó a gustar mucho más la libertad que obtenía en la pista, la sensación de que el mundo se paralizaba cuando yo estaba ahí, no había espacio para los problemas, era como si sólo importaran los latidos de mi corazón, la música y mis movimientos en ella. Me encantaba la precisión que se requería para poder realizar los saltos y las piruetas pero sobre todo la dedicación y compromiso que se necesitaba para poder evolucionar en este deporte… Como todo en esta vida, la práctica hace al maestro. Con tan sólo 12 años obtuve medalla de plata en mi primer campeonato de España de patinaje artístico en categoría infantil que se celebró en Móstoles (Madrid).
Mi carrera deportiva empezó a torcerse mucho antes de lo que nadie se pudiera imaginar… Unos meses después de conseguir la medalla de plata, empecé a notar unos pinchazos muy fuertes en mi rodilla izquierda que me impedían incluso apoyar el pie en el suelo y mucho menos poder realizar una recepción de un salto de dos vueltas.
Después de visitar muchos médicos, me diagnosticaron una enfermedad llamada “Osgood-Schlatter” que básicamente eran pequeñas lesiones de la rodilla debido a sobrecargas repetitivas antes de que aquella zona finalizara el crecimiento.
Recuerdo los siguientes años como un pez que se mordía la cola… Sentir dolor en la rodilla, dejar de entrenar para poder recuperarme de la lesión, volver a entrenar, y finalmente volver a lesionarme… Era muy frustrante prepararse durante tanto tiempo para poder competir, y que al final, el dolor de rodilla apareciera para fastidiarme la temporada y mantenerme varios meses en reposo sin poder hacer nada… Era como revivir una y otra vez tu peor pesadilla… El patinaje era mi pasión y no quería hacer ningún otro deporte.
Visité muchos médicos intentando buscar un rayo de luz al final del túnel, pero lo único que conseguí fue tomar una de las decisiones más duras de mi vida en ese momento, o una operación muy arriesgada que los médicos no me recomendaban, o dejar el patinaje artístico y buscar otro deporte. Para entonces, era un adolescente de 16 años que le habían arrancado el corazón sin ningún tipo de miramiento ni anestesia…
Unos meses más tarde, conocí la Quiropráctica al abrirse un centro Quiropráctico en mi pueblo. Mi familia y yo decidimos ir a probar, y poco a poco me enamoré perdidamente del mundo Quiropráctico.
Uno de los días que fuí a la consulta porque me tocaba el ajuste, ví unos trípticos informativos encima de la mesa de la recepción, y ponía: ¿Quieres estudiar Quiropráctica en Barcelona?. Esa misma noche mientras estábamos cenando, hablé con mis padres de que quería ir a Barcelona a estudiar Quiropráctica. Yo quería estudiar Quiropráctica, porque era otra forma no convencional de ver la salud, y que si algún día llegara a ser Quiropráctico me gustaría tratar a personas jóvenes y deportistas para que pudieran mejorar su rendimiento y sus resultados. También fui testigo en primera persona de lo que la Quiropráctica ayudó a mi madre a llevar un estilo de vida más normal y poder convivir con su enfermedad llamada Fibromialgia.
Finalmente en Septiembre de 2014 empecé a estudiar Quiropráctica en Barcelona y finalicé mis estudios en Julio de 2019, donde decidí empezar a trabajar en Ona Quiropráctica. A causa de la pandemia me surgió la oportunidad de emprender en Quiropráctica Menorca y 6 meses más tarde también en Ona Quiropractica (Barcelona).
En definitiva, podríamos decir que la Quiropráctica me eligió a mi mucho antes incluso de que yo fuera consciente de ello… Y te estarás preguntando ¿Y cómo sabes eso? Pues porque creo que todo pasa por una razón. La vida me puso todas estas situaciones complicadas para poder llegar a ser Quiropráctico y poder ayudar a todos vosotros a vivir la vida que queréis con vuestro máximo potencial… Tu tienes en tu interior todas las herramientas… si no fuera así ¿cómo puede ser que existas con la simple unión de un óvulo y un espermatozoide, crezcas, te desarrolles, te cures de enfermedades, aprendas cosas nuevas cada día y ahora mismo estés leyendo mi historia?
Uno de mis principales objetivos es hacer que os volváis a enamorar, y confiéis mucho más en vuestro propio cuerpo, igual que lo hice yo cuando conocí la Quiropráctica… No siempre es sencillo, pero te prometo que vale la pena… CUIDA de tu cuerpo como si fuera lo único que tuvieras durante el resto de tu vida…
A todos los que me conocéis, muchas gracias por confiar en mí para acompañaros en este maravilloso camino hacia el BIENESTAR… Y si no nos conocemos, estaré encantado de escuchar vuestra propia historia!
Con mucho cariño,
David Arasa
Felicidades por el nuevo post David! Siempre es lindo aprender cómo la vida lleva a las personas a decidir por una carrera otra. Yo quería ser contadora… Y mirame jajajajaja 😅