Analogía del jardín: Explorando nuestro cuerpo

Esta semana quiero presentarte una analogía que te ayudará a comprender la salud como un proceso dinámico.

Aunque hoy en día muchas transacciones se realizan digitalmente, en el pasado solíamos guardar nuestros recursos como lo haríamos con un jardín. Imagina aquellos tiempos… Y en aquel entonces, había un principio fundamental:

«Si cuidamos y nutrimos nuestro jardín adecuadamente, florecerá.»

«Si descuidamos nuestro jardín, se marchitará.»

No te preocupes, no voy a darte lecciones de jardinería, ya que ese no es mi ámbito. Sin embargo, ¿no te resultan familiares esos principios? Son difíciles de negar, ¿verdad?

La verdad es que estos principios son perfectamente aplicables a nuestro cuerpo, el tema central de nuestra conversación. Se refieren a nuestra fisiología, nuestra capacidad de adaptación, nuestra calidad de vida… en resumen, a nuestra salud.

Todos estamos expuestos a factores que pueden beneficiar o dañar nuestro jardín, al igual que ocurre con nuestro cuerpo. Algunos de estos factores los elegimos conscientemente, como nuestros hábitos, mientras que otros nos afectan sin que podamos evitarlo.

Generalmente, nuestra situación actual es el resultado de la suma de estos dos tipos de factores.

  • Si los factores beneficiosos superan a los perjudiciales (es decir, si cuidamos y nutrimos nuestro jardín adecuadamente), florecerá… nuestra salud se fortalecerá.
  • Si los factores perjudiciales superan a los beneficiosos, es como dejar nuestro jardín sin cuidado… se marchitará nuestra salud.

Y tú, ¿cómo te encuentras hoy? Probablemente tu estado sea el resultado de la interacción de muchísimos factores a lo largo de los años. Algunos son elecciones conscientes, como nuestros hábitos, mientras que otros son circunstancias que no podemos controlar.

¿Qué podemos hacer?

Poco a poco podemos hacernos conscientes de que no todo es aleatorio y que prestar atención a ciertos aspectos es crucial. Imagina que quieres que tu jardín florezca… ¿Qué harías? Probablemente te esforzarías por nutrirlo y cuidarlo. Lo mismo ocurre con nuestro cuerpo.

Es importante incorporar más factores beneficiosos, como un buen descanso, buena alimentación, hacer deporte y un larguísimo etcétera que todos sabemos que tenemos que hacer pero que no siempre hacemos.

Identificar y tratar de reducir los factores perjudiciales como el sedentarismo, substancias tóxicas como el alcohol, una dieta inflamatoria, altos niveles de estrés, pensamientos negativos… Algunos de ellos pueden estar bajo nuestro control, otros no. ¿Podemos hacer algo para manejarlos mejor? ¿Podemos reducir su impacto? ¿Podemos eliminar alguno?

Cada acción que tomamos, suma. No se trata de ser radicales, sino de disfrutar del autocuidado, sin culpa y, sobre todo, entendiendo el porqué.

La Quiropráctica, por ejemplo, ayuda a mantener nuestro jardín saludable, eliminando obstáculos y promoviendo un crecimiento vigoroso. 

Con mucho cariño,

David Arasa

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